La Historia de esos días

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24 de diciembre de 2011

No hay lectores de libros pero, ¿a quién le preocupa? Alma Leticia León


  • No hay lectores de libros pero, ¿a quién le preocupa?

    Alma Leticia León


    Milenio Puebla 2007-01-24

    Opinión

    •Cultura
    Es del dominio público que en México se lee muy poco en comparación con otros países. La Unesco nos da el penúltimo lugar en una lista de 108 y una encuesta realizada meses atrás por la Cámara Nacional de la Industria Editorial reveló que el promedio de lectura en el país es de 1.2 libros al año. Otros sondeos dicen que es medio libro al año lo que los mexicanos leen. Cifras escalofriantes, ya que en países como Alemania, Estados Unidos o Noruega es de 12, 15 y 18 libros al año.
    Hay más datos, como que en total al año en México se producen menos de 5 mil libros nuevos y 15 mil en total. Los mexicanos dedican menos de 2 por ciento de su ingreso en compra de libros y es 1 por ciento de la población la que adquiere la mitad de todos los volúmenes que se editan.
Inútil insistir en que la lectura de libros es fundamental para el crecimiento económico, político, social y cultural de las personas y de las naciones. El nivel de desarrollo de un país puede medirse por el número y la calidad de sus lectores, así como por la infraestructura que la sostiene. La lectura tiene que ver no sólo con las humanidades y las ciencias, sino con todos los campos del conocimiento. Leer bien, comprender lo que se lee, leer por gusto es indispensable para ir adelante en el proceso de aprendizaje de cualquier actividad. Se domina un idioma cuando se escribe, se habla y lee con propiedad; logrando ese dominio, no habría alumnos reprobados en exámenes de admisión para las universidades.
Pero una dificultad que se le presenta al maestro en la enseñanza es la falta del hábito lector entre sus alumnos, problema generalizado en toda la población mexicana. Es común encontrar a los universitarios renuentes a la lectura. Los resultados por la falta del hábito lector son lamentables
Por todo lo anterior, indigna el veto de Felipe Calderón a la Ley de Fomento a la Lectura, que ya había sido aprobada por en el Congreso de la Unión y vetada por el empresario de la Coca-cola Vicente Fox.
Que Calderón reitere el veto no es sorpresa. Sí un agravio y una preocupación, porque como alertó la escritora Margo Glantz: "El país va a estar gobernado con la fuerza y no con la inteligencia."

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