La Historia de esos días

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La historia de esos días

9 de julio de 2011

El círculo de la violencia de género en Suchitlán

Incesto y agresiones, pan de cada día contra las mujeres

Por Glenda Libier Madrigal, corresponsal 
 
Colima, 8 jul 11 (CIMAC/MUPAC).- En la localidad indígena de Suchitlán, municipio de Comala, las mujeres padecen un “círculo vicioso” de violencia muy difícil de romper.
 
De acuerdo con psicólogas del Consejo Estatal Contra las Adicciones (CECA) de la Secretaría de Salud y Bienestar Social de Colima, las mujeres de Suchitlán “viven tristes por la violencia que ejercen sus maridos o parejas sobre de ellas, ya sea física, psicológica o sexual, o todas juntas”.
 
Desde febrero pasado el CECA implementó en esta comunidad el Programa de Atención Integral para la Salud (PAIS), coordinado por las psicólogas Nayeli Vallín y Corintia Farías, quienes han detectado que la depresión es una constante en las mujeres que han acudido al Centro de Salud local para pedir apoyo psicológico.
 
Las mujeres de esta localidad  –aseguran las psicólogas– “no tienen una motivación para vivir y sienten que la violencia que ejercen los hombres sobre ellas es su modo de vida”. 
 
En poco más de tres meses, tras la implementación del programa, se han ofrecido 97 consultas, 62 de ellas a mujeres de entre 8 y 60 años de edad. El común denominador de las indígenas atendidas, casadas o que viven en unión libre, es “la tristeza exteriorizada a través del llanto fácil, depresión, ansiedad, falta de motivación, baja autoestima, trastornos del sueño y pensamientos suicidas”.
 
VIVIR EN EL DOLOR
 
Jovita tiene 55 años de edad y es una de las mujeres que reciben atención psicológica en la clínica de Suchitlán. Su vida ha estado marcada por la violencia. Primero en el seno familiar, después con sus diferentes parejas (alcohólicas y violentas) desde que a los 14 años escapó de su casa.  
 
Hasta  hace un par de años, Jovita conoció en Suchitlán a un hombre que no toma alcohol ni es violento; sin embargo, solicitó atención psicológica porque –dice– es una mujer “triste, deprimida y llena de culpas”. 
 
Asevera que le resulta difícil adaptarse a la vida con un hombre del que sólo recibe atenciones y buen trato. Asegura que no extraña los golpes pero confía: “Lo que pasa es que no creo merecerme esto. Es como falta de costumbre”.
 
Los médicos que atienden el centro de salud de esta localidad detectaron que a las mujeres algo les pasaba. “Ellas acudían a solicitar atención médica pretextando dolores físicos que no tenían razón de ser. Era como buscar ayuda médica para aliviar un dolor físico que ellas mismas se creaban o se imaginaban, cuando en realidad sus problemas son de tipo emocional”, explica Corintia Farías.
 
“Algunas mujeres que llegan a pedir atención psicológica lo hacen con el pretexto de sus hijos. Es decir, acuden con sus menores para que les atiendan a ellos por cuestiones de conducta, pero prácticamente en todos los casos las madres de éstos son las que más atención psicológica necesitan y conforme avanzan las consultas, ellas se convierten en pacientes”, agrega la psicóloga. 
 
De las mujeres atendidas por Corintia Farías y Nayeli Vallín, algunas sólo terminaron la primaria y otras son analfabetas: se casaron siendo aún adolescentes y tienen cuatro o cinco hijos. 
 
Además de ser amas de casa, muchas estas mujeres realizan trabajos en el campo, son empleadas domésticas o cocineras en restaurantes cercanos a donde viven; pero todas han sido víctimas de violencia física y psicológica y hay quienes también experimentaron agresiones sexuales por parte de sus esposos o parejas.
 
INCESTO, ALGO “NATURAL”
 
En Suchitlán el incesto es una realidad que llama la atención por el aumento de enfermedades mentales y patológicas que se presentan, señalan las psicólogas del CECA. 
 
Niñas de 13 o 14 años resultan embarazadas y tienen hijos de sus padres o hermanos, aún con el conocimiento de las madres y de familias enteras que prefieren callar antes que denunciar el delito ante las autoridades. El incesto, dicen las especialistas, también lo asumen las mujeres como algo “natural”.
 
Aclaran, sin embargo, que el incesto no es el único motivo por el cual se siguen embarazando las adolescentes. También persisten los embarazos no deseados durante el noviazgo que deriva en deserción escolar y la persistencia del bajo nivel académico o el analfabetismo en las mujeres, lo que a su vez conlleva a vivir con parejas violentas y repetir el patrón de sus madres y abuelas.
 
Las psicólogas aún no pueden emitir un resultado sobre las terapias, debido a que todas las mujeres que se han acercado siguen en tratamiento. Es decir, ninguna ha sido dada de alta.
Por Glenda Libier Madrigal, corresponsal 
 
Colima, 8 jul 11 (CIMAC/MUPAC).- En la localidad indígena de Suchitlán, municipio de Comala, las mujeres padecen un “círculo vicioso” de violencia muy difícil de romper.
 
De acuerdo con psicólogas del Consejo Estatal Contra las Adicciones (CECA) de la Secretaría de Salud y Bienestar Social de Colima, las mujeres de Suchitlán “viven tristes por la violencia que ejercen sus maridos o parejas sobre de ellas, ya sea física, psicológica o sexual, o todas juntas”.
 
Desde febrero pasado el CECA implementó en esta comunidad el Programa de Atención Integral para la Salud (PAIS), coordinado por las psicólogas Nayeli Vallín y Corintia Farías, quienes han detectado que la depresión es una constante en las mujeres que han acudido al Centro de Salud local para pedir apoyo psicológico.
 
Las mujeres de esta localidad  –aseguran las psicólogas– “no tienen una motivación para vivir y sienten que la violencia que ejercen los hombres sobre ellas es su modo de vida”. 
 
En poco más de tres meses, tras la implementación del programa, se han ofrecido 97 consultas, 62 de ellas a mujeres de entre 8 y 60 años de edad. El común denominador de las indígenas atendidas, casadas o que viven en unión libre, es “la tristeza exteriorizada a través del llanto fácil, depresión, ansiedad, falta de motivación, baja autoestima, trastornos del sueño y pensamientos suicidas”.
 
VIVIR EN EL DOLOR
 
Jovita tiene 55 años de edad y es una de las mujeres que reciben atención psicológica en la clínica de Suchitlán. Su vida ha estado marcada por la violencia. Primero en el seno familiar, después con sus diferentes parejas (alcohólicas y violentas) desde que a los 14 años escapó de su casa.  
 
Hasta  hace un par de años, Jovita conoció en Suchitlán a un hombre que no toma alcohol ni es violento; sin embargo, solicitó atención psicológica porque –dice– es una mujer “triste, deprimida y llena de culpas”. 
 
Asevera que le resulta difícil adaptarse a la vida con un hombre del que sólo recibe atenciones y buen trato. Asegura que no extraña los golpes pero confía: “Lo que pasa es que no creo merecerme esto. Es como falta de costumbre”.
 
Los médicos que atienden el centro de salud de esta localidad detectaron que a las mujeres algo les pasaba. “Ellas acudían a solicitar atención médica pretextando dolores físicos que no tenían razón de ser. Era como buscar ayuda médica para aliviar un dolor físico que ellas mismas se creaban o se imaginaban, cuando en realidad sus problemas son de tipo emocional”, explica Corintia Farías.
 
“Algunas mujeres que llegan a pedir atención psicológica lo hacen con el pretexto de sus hijos. Es decir, acuden con sus menores para que les atiendan a ellos por cuestiones de conducta, pero prácticamente en todos los casos las madres de éstos son las que más atención psicológica necesitan y conforme avanzan las consultas, ellas se convierten en pacientes”, agrega la psicóloga. 
 
De las mujeres atendidas por Corintia Farías y Nayeli Vallín, algunas sólo terminaron la primaria y otras son analfabetas: se casaron siendo aún adolescentes y tienen cuatro o cinco hijos. 
 
Además de ser amas de casa, muchas estas mujeres realizan trabajos en el campo, son empleadas domésticas o cocineras en restaurantes cercanos a donde viven; pero todas han sido víctimas de violencia física y psicológica y hay quienes también experimentaron agresiones sexuales por parte de sus esposos o parejas.
 
INCESTO, ALGO “NATURAL”
 
En Suchitlán el incesto es una realidad que llama la atención por el aumento de enfermedades mentales y patológicas que se presentan, señalan las psicólogas del CECA. 
 
Niñas de 13 o 14 años resultan embarazadas y tienen hijos de sus padres o hermanos, aún con el conocimiento de las madres y de familias enteras que prefieren callar antes que denunciar el delito ante las autoridades. El incesto, dicen las especialistas, también lo asumen las mujeres como algo “natural”.
 
Aclaran, sin embargo, que el incesto no es el único motivo por el cual se siguen embarazando las adolescentes. También persisten los embarazos no deseados durante el noviazgo que deriva en deserción escolar y la persistencia del bajo nivel académico o el analfabetismo en las mujeres, lo que a su vez conlleva a vivir con parejas violentas y repetir el patrón de sus madres y abuelas.
 
Las psicólogas aún no pueden emitir un resultado sobre las terapias, debido a que todas las mujeres que se han acercado siguen en tratamiento. Es decir, ninguna ha sido dada de alta.

7 de julio de 2011

Oaxaca, estado violento


 
En el informe ciudadano “Feminicidio en Oaxaca, impunidad y crimen de Estado contra las mujeres”, presentado en 2009, se reportó de 1999 a 2003 se registraron en el estado 351 asesinatos de mujeres; en el 2004 hubo 46 y del 2005 al 2007, 90 casos.
 
Para 2008 la cifra ascendió a 55 y en 2009 hubo 58, por lo que sumaron 600 casos de feminicidio en 10 años, sin contar las 87 mujeres desaparecidas entre 2006 y 2009. En ese periodo de tres años también se presentaron mil 426 casos de violencia sexual.
 
Desde el 2008, el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), integrado por 30 organizaciones civiles de 17 estados del país, solicitaron a la Secretaría de Gobernación que decretara una alerta de género en el estado por los altos índices de violencia, desapariciones y homicidios contra las mujeres, pero las autoridades oaxaqueñas rechazaron la petición.
 
En siete meses de gobierno del mandatario estatal, Gabino Cué, se han contabilizado de manera oficial 40 asesinatos de mujeres en la entidad. Las organizaciones civiles llevan un registro de 43 casos.
 
Tan sólo el pasado martes se reportó en Santa María Petapa, en la región del istmo de Tehuantepec, la violación y asesinato de una niña de 11 años.

Negligencia de autoridades, tras muerte cerebral de niña agredida


 Policías y médicos no reportaron intento de violación en Oaxaca   


 Por Patricia Briseño, corresponsal 


Oaxaca, 7 jul 11 (CIMAC).- Luego del asalto y agresiones físicas de las que fue víctima hace 11 días por parte de dos sujetos, en el municipio mixteco de Santiago Juxtlahuaca, la niña Florencia González Legaría, de 14 años de edad, fue declarada con muerte cerebral, en un caso más de presunta negligencia por parte de autoridades judiciales y de los servicios de salud, tanto públicos como privados.   

La fiscal para la Atención de Delitos por Violencia de Género contra la Mujer de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), Ileana Hernández Gómez, dijo que ninguna institución médica donde fue atendida la víctima dio parte al Ministerio Público (MP), como es su obligación por ley. 

La noche del 25 de junio, Florencia iba acompañada por una amiga cuando fue asaltada en la calle luego de salir de un baile popular en Juxtlahuaca. La niña fue agredida con una navaja y golpeada con saña por un par de jóvenes, quienes pretendieron violarla. Florencia forcejeó y logró escapar. Se escondió en una bodega de frutas; ahí permaneció varias horas mientras de sus manos y cabeza salía sangre y su ojo izquierdo empezaba a inflamarse como consecuencia de los golpes.

 Una patrulla localizó a la niña y la entregó a una hermana, quien la llevó a la clínica IMSS Oportunidades. Ahí le aplicaron un suero y dos horas más tarde la dieron de alta. “No amerita ningún otro estudio, está bien”, informó el personal médico a la familia. 

Pero Florencia siguió mal. El pasado 28 de junio, sus familiares optaron por llevarla con un médico particular; éste la inyectó y tampoco detectó nada ni dio parte al MP. Cuatro días después, la niña perdió el sentido. Fue internada de nuevo en el hospital de la población, pero ante su grave estado de de salud, fue trasladada en ambulancia al Hospital de la Niñez, en el municipio conurbado de Santa María Coyotepec, al sur de la capital del estado. 

La fiscal Ileana Hernández señaló que ni los hospitales públicos ni el consultorio particular que atendieron a Florencia González realizaron un parte médico de los hechos y por tanto no se consignó alguna acta ante el MP.   Agregó que las instituciones de salud, pública y privada, “faltaron a su deber ético, profesional y legal de denunciar el ataque a la niña ante el MP”. Hernández no descartó que se finquen responsabilidades conforme se desahogue la investigación que ya se inició. Consideró igual de grave la omisión de los policías que encontraron a Florencia tras la agresión, quienes al parecer no la reportaron en la bitácora del 25 de junio.

Por separado, el director del Hospital de la Niñez, Ernesto Garzón Sánchez, declaró que la solicitud de intervención del MP no era de su competencia sino de otra área de la institución. La familia González Legaría demandó justicia para Florencia, y acusaron que la niña pudo haber tenido otro destino si la atención médica no hubiera sido errónea por parte del personal de la clínica Oportunidades de Juxtlahuaca. 

El pasado 2 de julio, la menor de edad entró en coma profundo. Garzón Sánchez explicó que a consecuencia de los golpes provocados por sus agresores la niña presentó edema cerebral grave por traumatismo craneoencefálico. Posteriormente, la familia fue notificada de la muerte cerebral de Florencia.  Hasta el cierre de esta edición, la niña permanecía con respiración artificial en el área de cuidados intensivos del Hospital de la Niñez, en Santa María Coyotepec.