La Historia de esos días

La Historia de esos días

La historia de esos días

5 de mayo de 2010

Nuestra primera publicación

Esta es la primera publicación en nuestro bolg sobre las mujeres, queremos dejar una constancia del paso de las mujeres por este mundo.
Este es un espacio para todas y todos que quieran documentar un hecho, una página de vida de alguna mujer de cualquier parte del mundo.
Elegí como primera colaboración la obsesión que tuvo la inmensa Rosario Castellanos por Ricardo Guerra, porque ella es un pilar de la literatura mexicana y, creo, que forjó ese personaje, por lo que resulta trascendental leer este epistolario para atisbar un poco el alma de la escritora

La pasión, según Rosario

La pasión, según Rosario*
Alma Leticia León
Cartas a Ricardo, de Rosario Castellanos da cuenta de una relación de casi 20 años y, que parece, nunca superó “Lo amo como no he amado jamás a nadie, como no quiero volver a amar.”, le decía en una de las primeras cartas al filósofo Ricardo Guerra, quien fue su esposo y padre de su único hijo.
Son 77 esquelas que inician en 1950 cuando Rosario le escribe cartas apasionadas de las que no conocemos respuesta. En 1951 ya casado con Lilia Carrillo y esperando a su primer hijo, siguen llegando.
Son textos de párrafos muy largos, no se encuentra con facilidad el estilo literario de la que la segunda escritora más grande de México, pero la introspección que hace es trascendental para comprender su obra. Desde Comitán escribe sobre los sentimientos que le provoca su tierra y Balún Canan empieza a emerger,
Posteriormente, encontramos en una de las misivas el origen de “ A Dios, lo he perdido y no lo encuentro ni en la oración ni en la blasfemia, ni en el ascetismo ni en la sensualidad” “Este problema religioso, le confiesa a Ricardo, yo no sé en qué va a parar…en mi corazón tengo un hambre de la religión pero cuando trato de acercarme a saciarme se me oponen una serie de objeciones de tipo (¡!) intelectual. Yo que jamás razono…”
El amor que le suplica en las primeras cartas no es contrario a la feminista que - una de las primeras mujeres mexicanas con acceso a la educación superior institucionalizada- en su tesis de Maestría en Filosofía, titulada Sobre cultura femenina cuestiona el plano inferior en que han colocado a las mujeres dentro del ámbito familiar y social.
En los textos amorosos vemos una contradicción desgarradora. El amor que ella construye en 1951-52, está plagado del esfuerzo inútil de forjar la ilusión de una mujer "emancipada" de los cincuenta, se debate entre su independencia y libertad para encontrarse a sí misma y la decisión de aplazar el matrimonio, por eso es ella, la que más ama, la que siempre se va a Comitán, a España a Wisconsin. La terrible enfermedad de amor que padeció por Ricardo, nunca la hizo perder lo que ahora llamamos perspectiva de género y al tiempo de que trataba de forjar una relación con alguien que nunca la amo lo suficiente, escribía “la mujer ha sido más que un fenómeno de la naturaleza, más que un componente de la sociedad, más que una criatura humana, un mito”, tesis que la colocaron junto a mujeres de avanzada, generalmente extranjeras; y sus personajes femeninos abnegados, burlados, maltratados y engañados por sí mismos, son mostrados en su obra. Y fue más allá: tomó el difícil camino de la desmitificación de la mujer, puso de manifiesto la otra cara de la moneda, lo no amable de la maternidad, de la abnegación, del sometimiento, de la ignorancia, de la pobreza, del engaño. La cosificación de la mujer, la marginación, la no dignidad, que extrae de la propia experiencia, y veía repetirse una y otra vez, de generación en generación. “Escribía para que las mujeres viéramos reflejadas nuestras posibilidades de vida, para que estuviéramos conscientes de que podíamos intentar otros caminos que no fueran la soltería ominosa, ni un matrimonio apresurado, ni una soledad mortal”
Cartas a Ricardo, publicado post mortem, es la crónica de un amor desgarrador, nos lleva de la mano para conocer el enamoramiento; el nacimiento del hijo; el viaje a Wisconsin; la pérdida de dos bebés que no se lograron, hasta llegar a: “Sin embargo, el sueño de amor se trastoca en pesadilla, la vida matrimonial prohíja la rivalidad, el odio, la insoportable convivencia cotidiana”.
*Publicado en Milenio Puebla