La Historia de esos días

La Historia de esos días

La historia de esos días

17 de septiembre de 2010

Porque es mucho más que un mal paso, Alma Leticia León

Milenio Puebla. 070409
Alma Leticia León
Antes de terminar la secundaria cayó en mis manos una novela que me impresiono profundamente: La Tumba. La historia más o menos sencilla, relataba varios días de la vida de un muchacho de no más de 17 años de edad enfrentado a las interrogantes que ningún joven puede eludir ¿qué satisface mi vida?, ¿el amor? ¿El arte?, ¿el sexo?. ¿Cómo se puede llegar a ser uno mismo?. Encontré un relato que estaba ya en la memoria del personaje; era la narración de los últimos días de Gabriel.
En ese momento yo ignoraba que años atrás su autor de 20 años, no sólo había impactado a toda una generación de lectores, sino que José Agustín, era el creador de una etapa de la literatura mexicana., que usando el lenguaje de los jóvenes, con esos giros de lenguaje surgidos por la influencia del movimiento rockero en el mundo, ponía en el centro las preocupaciones de los jóvenes y la literatura abordaba sus vidas en suburbios y arrabales de la ciudad de México.
En el inicio de la década de los sesenta, fue por José Agustín, Gustavo Sáinz y Parménides García Saldaña, que las editoriales tuvieron que abrirles sus puertas a los escritores jóvenes. Se habían escrito novelas sobre jóvenes pero nunca desde la juventud, tocaban sus propias problemáticas y, aparentemente les interesaba muy poco la literatura culta. La Generación de la Onda, les llamaron con un poco de desprecio, los críticos literarios más ortodoxos. Pero el inmenso Juan Rulfo dijo de La Tumba: "... es una de las obras que liquidarán el pasado..."
Del puñado de escritores de la Onda, Agustín no sólo es el más relevante, sino él que trascendió ya que desde finales de los 60, su obra fue más allá de lo que él mismo hubiera imaginado: rompió las barreras generacionales en la literatura –lo leen con la misma pasión jóvenes y viejos-; cruzó las fronteras entre música y literatura. Y, como los buenos clásicos, después hace casi 50 años perdura y transforma constantemente la literatura mexicana,
Entre su obra destaca, De perfil (1966), Se está haciendo tarde (final en laguna), 1976.El rey se acerca a su templo (1978), Ciudades desiertas (1982), Cerca del fuego (1986), La panza del Tepozteco (1992) y Dos horas de sol (1994). Entre sus cuentos cabe citar Inventando que sueño (1968), Amor del bueno, juegos de los puntos de vista (1987) y Cuentos completos (2002). En teatro destacan: Abolición de la propiedad (1969), Círculo vicioso (1974). Y un recuento magistral de la historia mexicana en Tragicomedia mexicana (2 vols., 1991-1992), entre otras.

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