La Historia de esos días

La Historia de esos días

La historia de esos días

17 de septiembre de 2010

Novela luminosa. Alma Leticia León

Milenio Puebla. 060409
Una novela sobre el renacimiento de Sendero Luminoso y la batalla militar contra los terroristas, en pleno año 2000, en vísperas de la tercera reelección del presidente Alberto Fujimori., no parece una tarea fácil. Pero Santiago Roncagliolo (1975), con Abril Rojo, no sólo lo consiguió sino que se convirtió en el premio Alfagüara más joven en el 2006 y en el primer peruano en obtener esa presea.
Abril Rojo es un trhiller, es decir, una historia policíaca con dosis de sangre, asesinatos en serie y crímenes monstruosos, que finalmente son los elementos necesarios para escribir la historia reciente del Perú. Ordena sus recuerdos y les da vida a sus personajes.
El fiscal adjunto, Félix Chacaltana Saldívar, protagonista, nada tiene que ver con los héroes tradicionales de novelas policíacas. Es un personaje gris, ingenuo, que regresa a Ayacucho, provincia de Huamango
Las voces narrativas principales son tres. Una, que todo lo sabe, nos cuenta la vida del fiscal, sobre el abandono de la esposa, su apego al recuerdo de la madre. Con este recurso literario logra espléndidamente trasmitirnos la terrible impotencia que siente por lo que sólo él ve y nadie quiere ver: muertes, tétricos culpables, una razón enloquecida para acumular víctimas.

Otro narrador, que ocultará su identidad hasta casi el final de la novela, hablando siempre en primera persona y como en un rezo, acentúa el tono de suspenso. Los reportes impecablemente redactados por el fiscal y las versiones de los testigos, dibujan la vida miserable de los indígenas latinoamericanos.
Muy pronto del escritor Roncagliolo surge el gran lector de los clásicos latinoamericanos, cuando dice que el fiscal de joven leía a José Santos Chocano y pone en los pensamientos del personaje el inmenso verso de César Vallejo “Golpes como el odio de Dios”.Vientos de Comala soplan en la zona de guerra poblada de fantasmas, donde la muerte no es sólo una forma de vida, sino un ritual. Y del narrador anónimo se desprende Juan Rulfo:”en esta ciudad los muertos no están muertos, saludan a los mayores, son tanto que a veces me pregunto si no estaré yo también muerto”.
Sin sesgo ideológico da cuenta de hechos sangrientos y tropelías cometidos tanto por terroristas, como por militares .Observa los crímenes que coinciden con los pasos de la celebración de la Semana Santa, hasta llegar al impactante final. (Letettia@hotmail.com)

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