La Historia de esos días

La Historia de esos días

La historia de esos días

19 de septiembre de 2011

A unas horas del arribo de la Caravana al Sur, ONGs denuncian la realidad que se vive en Puebla.



A la “Caravana al Sur” del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad
A las víctimas de la guerra



Bienvenidos a Puebla, un estado en el que la muerte se maquilla mientras se promueve la violencia, en donde ninguna autoridad es responsable de sus acciones, en donde la impunidad es política oficial.

El terrible asesinato de Juan Francisco Sicilia abrió una herida por la que los dolores de todos comenzaron a derramarse, como la rabia y la indignación que se fue expandiendo y que tomó poco a poco el nombre de cada muerto buscando nombres y apellidos de tantos sin nombre que han quedado debajo de la tierra ocultos por ese silencio tan estruendoso y absoluto que impone la guerra. Una guerra que viene de arriba, una guerra que no es nuestra, una guerra que a puesto en voz de todos la consigna que recorrió Morelos el 6 de abril de 2011: “Queremos vivir”, detrás de esta demanda, de la exigencia desesperada vino lo que comienza a constituirse quizás como un movimiento, lo que busca su forma y que con la diversidad que lo nutre tendrá que ir tomando la forma de ese NO colectivo, de todos, de todas, los sin nombre. 

Bienvenidos al lugar de paso donde 60 migrantes pueden ser secuestrados y mutilados y quienes los ayudan son encarcelados; donde Thalía Martínez Ramírez y más de 3 mil mujeres desaparecidas se convierten archivos olvidados; donde el lavado de dinero pasa desapercibido a pesar de que aparezcan de la noche a la mañana rascacielos que permanecen vacíos y en donde el número de casas de cambio y casinos compite con el de las misceláneas; en donde al niño de 11 años Osvaldo Zamora Barragán le puede estallar una granada mientras el gobierno y el ejército, en lugar de asumir su responsabilidad con una vida que arruinaron con sus armas y sus políticas negligentes, buscan la manera de deslindarse, de ocultar la tragedia; un lugar en el que tres mujeres de nombre María pueden ser asesinadas de la misma forma, en la misma colonia y en la misma semana y la versión oficial diga que no tienen nada en común.

La guerra se incrementa, se acerca, los intentos de la Sedena, del Ejecutivo y del Congreso por aprobar la Ley de Seguridad Nacional muestran nuevamente la estrategia de reforma y aprobación de  leyes a espaldas del pueblo, poco a poco aprueban lo que es necesario para legalizar todos los abusos que han cometido contra el pueblo mexicano en esta guerra en la que los de abajo ponen los muertos. Puebla es resguardo de Narcos, de poderosos criminales que conviven con el poder, que habitan con él y viven de él. Aquí en Puebla, como en todos lados, el cambio de gobierno y las famosas alianzas políticas solo cambiaron de color las calles imponiendo sus membretes por todos lados, operando no solo de la misma forma impune que con el “gober precioso”, sino aún peor. Porque es más evidente que algo pasa, que huele a guerra, mientras el gobierno insiste en que no pasa nada y en que todo está bajo control porque hay ejército en las calles.

Bienvenidos a las tierras donde las corporaciones policíacas ven con más sospecha a un defensor de los migrantes que a un capo del narcotráfico; donde un gobernador puede vincularse a redes de trata de personas sin que haya consecuencias porque el que le sigue está más preocupado por construir su propia impunidad que por proteger a las víctimas; a donde el gobierno de Estados Unidos con 5 millones de dólares y el de Puebla con 200 millones de pesos anunciaron la instalación de una presunta “Academia de Policía”, una obra de la que no se ha sabido nada más y que permanece en la penumbra  y la ambigüedad que distingue a los gobiernos de este país cuando se trata de dinero público; al lugar en el que el encargado de la seguridad pública estatal es un impulsor activo de la Ley de Seguridad Nacional, un ejecutor gustoso de la represión, amante de la militarización, un promotor de la violencia.

El dolor que esta contenido debajo de los suelos de cada pueblo busca por dónde salir, algunas voces salen y caminan por las calles, otras gritan, otras tejen, otras esperan a que la honestidad abra camino para salir de nuevo, para encontrarse con otros afectados, con quienes no han tenido voz, quienes son amenazados, quienes quizás nunca han estado organizados y no buscan un membrete, un representante o un partido. Es duro lo que se juega ahora, es la esperanza de millones de mexicanos que antes que nada tenemos que parar la guerra y que vemos en su paso por Puebla una esperanza que se expande, que brota y que esperamos que germine, ya habrá momento esperamos de que los sin voz tengan su voz, de que los que aún esperan salgan y de que todos escuchemos los susurros que llegan de los vivos y de los muertos.

Esperamos que su palabra llegue lejos, tan lejos que inspire más y nuevos caminos hacia la paz, que nuestra indignación de formas, modos y lugares multicolores alcance a construir esa paz con justicia y dignidad que por fin nos permita continuar con la transformación de este país sumido en la destrucción.

Puebla 18 de septiembre de 2011

Nodo de Derechos Humanos
Enlace Urbano de Dignidad
Unión de Defensores de Derechos Humanos de la Sierra Norte de Puebla
Comisión Takachiualis de Derechos Humanos
Proyecto de Animación y Desarrollo (PRADE)

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