En todas las fotos que se han conocido de ella, la constante es su sonrisa: labios delgados y dientes grandes; sus compañeros la describen como risueña, estudiante de nueve y diez, muy tranquila.
Thalía Martínez Ramírez se enfundó un pantalón azul de mezclilla, a juego con sus zapatos del mismo color, se abrigó con un saco blanco, tomó su mochila y salió de su casa rumbo a la facultad de Ciencias de la Comunicación, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). El reloj marcaba, minutos más minutos menos, las 7:45 horas; el calendario el 14 de julio. Desde entonces nadie la ha vuelto a ver.
Ocho días después, tarde del viernes pasado –22 de julio–, fue descubierto el cuerpo de una mujer en el interior de una bolsa negra en kilómetro 11+400 de la Vía Atlixcáyotl, en el Mirador de Ocoyucan, lo que desató los rumores sobre si se trataba o no de la estudiante desaparecida.
El alto grado descomposición del cadáver impidió que la familia de la joven desaparecida pudiera reconocer el cuerpo, y mediante un comunicado la Procuraduría General de Justicia (PGJ) anunció que será a través de pruebas de ADN como se llevará a cabo la identificación del mismo, aunque se trata de un proceso que podría llevar al menos dos semanas.
Sobre el tema, el procurador del estado, Víctor Carrancá, anunció ayer que buscarán algún otro método que pueda acelerar el procedimiento, sin que aclarara que otros procedimientos se pudieran utilizar.
En tanto, un mensaje ambiguo y escueto que dejó en su muro de Facebook Patricia Durán, directora de la escuela de Comunicación, quién la noche del viernes acompañó a los padres de la joven al Servicio Médico Forense, volvió a disparar las alertas sobre la identidad del cuerpo hallado en el municipio de San Pedro Cholula: “Se confirmo el rumor de ayer”.
Dos horas después, y tras ser cuestionada sobre el significado de ese críptico mensaje, la académica explicó: “El rumor de ayer fue sobre que los familiares de Thalía fueron a diligencias en la noche en al Semefo.
Eso era el rumor de ayer. Hoy son otros. En fin rezar y esperar es lo único que podemos hacer”.
Una sonrisa congelada
Una sonrisa congelada
En todas las fotos que se han conocido de Thalía la constante es su sonrisa. Labios delgados y dientes grandes. Así la describen también sus compañeros: una chica risueña, estudiante de nueves y dieces, muy tranquila. “No, se le conocían motivos para escapar de su casa”, cuentan a Milenio alumnos que prefieren no ser identificados.
Al hablar del tema algunos alumnos de la escuela miran hacia Diego Alonso, novio de Thalía e hijo de Margarita Alonso responsable de la Agencia Especializada en Delitos Sexuales donde se sigue el caso, a quien describen como un joven celoso y compulsivo, aunque fue Diego junto con una de las compañeras de Thalía los primeros en comenzar a buscarla usando primero las redes sociales.
(Con información
de Ángeles García)
de Ángeles García)
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