Autor:
Por Kara Castillo
Puebla ocupa el 4 lugar nacional de muertes maternas, el sexto con mujeres enfermas a causa del cáncer cérvico uterino con 5 mil fallecimientos por año y es el estado donde el número de mujeres infectadas con VIH-sida rebasa la proporción naciona
Revelaron las directoras de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México, (Ddeser), en la víspera del Día internacional de acción por la salud de la mujer, que se conmemoró el pasado 28 de mayo. “La salud de las mujeres en este estado está en el limbo”, acusaron.
La escandalosa situación de salud de las mujeres en el estado es denunciada en una campaña que inició ese día en el estado por la organización no gubernamental Ddeser. Será con pequeños afiches y tarjetas adheribles (stikers) con la figura de una indignada Mafalda, que las cifras de la condición de las mujeres en Puebla serán reveladas. “Nosotras estábamos molestas, pero ahora estamos indignadas porque en Puebla el 9.5% de las mujeres ha sido víctima de violencia sexual. Porque en Puebla se registran 63 muertes maternas cada año y la mayoría de estos fallecimientos pudo evitarse de haber tenido un médico cerca. En promedio en el estado diariamente ocurren 5 interrupciones del embarazo por múltiples causas. Porque Puebla es el quinto estado con mayores fallecimientos por interrupciones de embarazos inducidos y clandestinos. Porque en Puebla existen 30 mujeres procesadas como delincuentes por interrumpir su embarazo.”
Para Natali Hernández, representante de la Ddeser en Puebla, la grave crisis de salud que viven las mujeres en el estado no está siendo atendida por autoridades. “Existe una omisión en los servicios de salud del estado, sólo hay que ver las cifras”, denunció
Reveló que no existen políticas públicas a la altura de la problemática que vive el estado y que esta deficiencia no ha alcanzado la propuesta de ningún candidato que contiende en esta carrera electoral.
En rueda de prensa, celebrada la mañana de ayer, las activistas con documentos de la Secretaría de Salud develaron que en el primer trimestre en Puebla hubo 10 muertes maternas en los municipios de Ahuazotepec, Jalpan, Puebla, Quimixtán, Tepotzintla, Xiutetelco y Zacapoaxtla. Estas defunciones fueron de jóvenes de 10 a 39 años.
Para la organización, es evidente que la mortalidad materna constituye un grave problema de salud pública, que revela algunas de las más profundas inequidades y es el reflejo del estado de salud de las mujeres en edad reproductiva, así como de acceso a los servicios de salud y calidad de la atención que reciben, incluido el acceso a la anticoncepción, que conlleva defunciones y daños a la salud totalmente evitables mediante un adecuado control y atención.
Explicaron que algunos de los principales obstáculos para el reconocimiento los derechos de las mujeres y que tienen consecuencias nocivas, en especial para sus derechos sexuales y reproductivos, son la histórica oposición de la jerarquía de la Iglesia católica, el impacto de la pobreza y los efectos de la violencia contra las mujeres en su salud integral.
Acusaron que la pobreza también podría ser un detonante, según el Informe 2009 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que provee importantes antecedentes sobre los efectos de la crisis económica mundial y sus costos humanos en las mujeres.
En cuanto a la salud sexual y reproductiva, cada año 536 mil mujeres fallecen como resultado de complicaciones del embarazo, el parto o el puerperio. Un 99 por ciento de estas muertes ocurre en países en desarrollo, donde hay más probabilidades de que las mujeres vivan en condiciones de pobreza.
La mortalidad materna en este contexto se considera uno los indicadores de salud que ponen en evidencia una de las mayores brechas entre ricos y pobres, tanto entre países como dentro de ellos.
Resulta revelador que las regiones desarrolladas se registran nueve muertes maternas por cada 100 mil nacidos vivos, en comparación con 450 en las regiones en desarrollo. En América Latina y el Caribe, países como Haití, Nicaragua, Guatemala, Paraguay y Bolivia, entre otros, presentan también un alto número de muertes maternas.
Complicaciones obstétricas tales como las hemorragias posparto, las infecciones, la eclampsia, el parto prolongado o la obstrucción del parto, y el aborto en condiciones de riesgo son causa de la mayoría de las muertes maternas.
Sin embargo, la mayoría de estos casos podría evitarse con servicios de salud reproductiva de buena calidad, con atención prenatal y postnatal, atención del parto por personal de salud calificado y acceso a servicios obstétricos de emergencia, todo lo cual sin duda es crítico en contextos con menores recursos.
Para Natali Hernández, representante de la Ddeser en Puebla, la grave crisis de salud que viven las mujeres en el estado no está siendo atendida por autoridades. “Existe una omisión en los servicios de salud del estado, sólo hay que ver las cifras”, denunció
Reveló que no existen políticas públicas a la altura de la problemática que vive el estado y que esta deficiencia no ha alcanzado la propuesta de ningún candidato que contiende en esta carrera electoral.
En rueda de prensa, celebrada la mañana de ayer, las activistas con documentos de la Secretaría de Salud develaron que en el primer trimestre en Puebla hubo 10 muertes maternas en los municipios de Ahuazotepec, Jalpan, Puebla, Quimixtán, Tepotzintla, Xiutetelco y Zacapoaxtla. Estas defunciones fueron de jóvenes de 10 a 39 años.
Para la organización, es evidente que la mortalidad materna constituye un grave problema de salud pública, que revela algunas de las más profundas inequidades y es el reflejo del estado de salud de las mujeres en edad reproductiva, así como de acceso a los servicios de salud y calidad de la atención que reciben, incluido el acceso a la anticoncepción, que conlleva defunciones y daños a la salud totalmente evitables mediante un adecuado control y atención.
Explicaron que algunos de los principales obstáculos para el reconocimiento los derechos de las mujeres y que tienen consecuencias nocivas, en especial para sus derechos sexuales y reproductivos, son la histórica oposición de la jerarquía de la Iglesia católica, el impacto de la pobreza y los efectos de la violencia contra las mujeres en su salud integral.
Acusaron que la pobreza también podría ser un detonante, según el Informe 2009 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que provee importantes antecedentes sobre los efectos de la crisis económica mundial y sus costos humanos en las mujeres.
En cuanto a la salud sexual y reproductiva, cada año 536 mil mujeres fallecen como resultado de complicaciones del embarazo, el parto o el puerperio. Un 99 por ciento de estas muertes ocurre en países en desarrollo, donde hay más probabilidades de que las mujeres vivan en condiciones de pobreza.
La mortalidad materna en este contexto se considera uno los indicadores de salud que ponen en evidencia una de las mayores brechas entre ricos y pobres, tanto entre países como dentro de ellos.
Resulta revelador que las regiones desarrolladas se registran nueve muertes maternas por cada 100 mil nacidos vivos, en comparación con 450 en las regiones en desarrollo. En América Latina y el Caribe, países como Haití, Nicaragua, Guatemala, Paraguay y Bolivia, entre otros, presentan también un alto número de muertes maternas.
Complicaciones obstétricas tales como las hemorragias posparto, las infecciones, la eclampsia, el parto prolongado o la obstrucción del parto, y el aborto en condiciones de riesgo son causa de la mayoría de las muertes maternas.
Sin embargo, la mayoría de estos casos podría evitarse con servicios de salud reproductiva de buena calidad, con atención prenatal y postnatal, atención del parto por personal de salud calificado y acceso a servicios obstétricos de emergencia, todo lo cual sin duda es crítico en contextos con menores recursos.
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