Por Nuria Varela
Ayer tuve una larga conversación con Luis Bonino. Habíamos quedado para hablar de micromachismos a propósito de un reportaje que acabo de escribir para el número de agosto de la Revista 21.
Hablar con Luis siempre es un placer pero lo cierto es que hay pocos aspectos positivos que mencionar en lo que se refiere a violencia de género en general y al uso y abuso de los micromachismos, en particular. Fue en los años 90 cuando Bonino le puso el nombre de micromachismos a las maniobras cotidianas que los hombres realizan para conservar, reafirmar o recuperar el dominio sobre sus parejas. Maniobras invisibles pero dañinas.
El nombre nace en la estela del término micropoderes del sociólogo francés Foucault y como en este caso, micro no se refiere a “poca cosa” o “poco importante” sino a que son casi imperceptibes, están especialmente invisibles y ocultos para las mujeres que los padecen y para la sociedad en general. “Es como un microbio –explica Bonino-, lo pequeños que son y el mal que algunos causan”.
Asegura Luis que si el modelo clásico se definía con las tres p, la obligación de los varones de ser proveedores, protectores y procreadores; “ahora hay muchos hombres que ni proveen ni protegen ni procrean, son más afectivos, incluso encantadores pero ¿qué aportan a las mujeres? ¿Están construyendo relaciones igualitarias o simplemente mejorando aún más su status? Es decir, van dejando sus obligaciones tradicionales pero no dejan de ejercer su poder”.
Algunos micromachismos son violencia en sí mismos, otros, son la antesala de la misma. Saber verlos, tener a mano una lupa para identificarlos, supone una medida de protección, especialmente con esos “hombres supuestamentte encantadores” a los que se refiere Bonino que aparentemente están modificando el modelo tradicional de masculinidad y en realidad están ejerciendo violencia. Eso sí, mucho más sutil.
TIPOS DE MICROMACHISMOS
Para intentar mantener esta posición, los varones se sirven de diferentes modalidades de micromachismos que Bonino agrupa en cuatro categorías:
1. Los micromachismos utilitarios, que tratan de forzar la disponibilidad femenina aprovechándose de diversos aspectos “domésticos y cuidadores” del comportamiento femenino tradicional. Se realizan especialmente en el ámbito de las responsabilidades domésticas.
1.1. No responsabilización sobre lo doméstico
1.2. Aprovechamiento y abuso de los roles tradicionales que asignan el cuidado a las mujeres.
2. Los micromachismos encubiertos, que intentan ocultar su objetivo de imponer las propias razones abusando de la confianza y credibilidad femenina.
2.1. Creación de falta de intimidad
• Silencio
• Aislamiento y mal humor manipulativo
• Avaricia de reconocimiento y disponibilidad
2.2. Pseudonegociación
2.3. Inocentización
• Inocentizacion culpabilizadora
• Autoindulgencia y autojustificación
? Echar balones fuera
? Hacerse el tonto y el bueno
? Impericias selectivas
? Minusvaloración de los propios errores
? Delegar responsabilidad por propios errores
2.4. Engaños y mentiras
2.5. Paternalismo
2.6. Abuso de confianza
2.7. Desautorizaciones encubiertas
3. Los micromachismos de crisis, que intentan forzar la permanencia en el statu quo desigualitario cuando éste se desequilibra, ya sea por aumento del poder personal de la mujer o por disminución del poder de dominio del varón.
3.1. Resistencia pasiva y distanciamiento
3.2. Darse tiempo
3.3. Aguantar el envite
3.4. Refugio en el estilo
4. Los micromachismos coercitivos que sirven para retener poder a través de utilizar la fuerza psicológica o moral masculina.
4.1. Uso expansivo-abusivo del espacio físico y del tiempo para sí.
4.2. Apelación a la superioridad de la lógica varonil.
4.3. Las coacciones a la comunicación
4.4. La insistencia abusiva para lograr fines
Pueblicado en el blog de Nuria Varela
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