En Jicamórachi, Chihuahua, tuvieron que huir al monte
Por Patricia Mayorga, corresponsal
Chihuahua, 11 abr 11 (CIMAC).- La mayoría son viudas, corrieron con sus hijos hacia el monte de la Sierra Tarahumara cuando un grupo delictivo se apoderó de su pueblo y comenzó a incendiar sus viviendas.
Sus esposos, e incluso hijos varones, han sido asesinados en Jicamórachi, municipio de Uruachi en el estado de Chihuahua. Los habitantes de ese poblado vieron desde el monte cómo un grupo de sicarios se apoderó del pueblo y quemó las casas del lugar.
Desde hace varios días en Jicamórachi -poblado enclavado en plena Sierra Tarahumara, colindante con Sonora, y a 10 horas de camino por tierra de la capital del estado- vive una historia de terror.
Son cerca de 150 familias, varias de ellas dirigidas por mujeres, las que habitaban el poblado y tuvieron que huir ante la llegada de hombres armados.
Algunos habitantes regresaron a sus casas luego de que los integrantes del grupo delictivo se fueron, pero saben que regresarán porque se refugian en Uruachi y las familias temen por sus vidas.
Aún hay alrededor de 10 familias (al menos 40 personas entre mujeres y niños) dispersas en el monte con la incertidumbre de la espera de su rescate por parte de las autoridades.
Han pasado dos noches en el monte, esparcidas por el amplio terreno de la Sierra. Temen por su vida porque la única salida del pueblo está cerrada por los sicarios.
Aunque los delincuentes se van por momentos, lapsos que aprovechan los habitantes para ir por comida al pueblo, saben que regresarán.
Mientras las casas de Jicamórachi ardían y sus pobladores se escondían, un campesino en
Bahuarichi, municipio de Guachochi, reportó el sábado el hallazgo de siete cadáveres, unas horas después de que, precisamente, siete personas habían sido "levantadas" en el poblado de Samachique. Eran ellos.
Las corporaciones policiacas de diversos municipios aledaños se encuentran en alerta, pero
carecen de recursos humanos y de armas para hacer frente a la situación y para rescatar a los habitantes. Algunos de ellos han decidido permanecer en el poblado aún con el riesgo.
Según los habitantes de Jicamórachi, hace una semana acudió el presidente municipal de Uruachi, Aldo Campos, quien repartió despensas entre la población. Le manifestaron al edil la urgencia de hacer algo para controlar al grupo delictivo, el cual ha mantenido asolada a la población desde hace tiempo.
Sin embargo, el alcalde indicó que él no podía hacer nada al respecto, ya que no existen en
Uruachi elementos policiacos suficientes ni armamento adecuado para hacerle frente a la situación.
“Nos dijo que él mismo teme por su vida”, manifestó una mujer viuda que permanece refugiada y que logró comunicarse desde su celular con elementos de la Zona Militar número 42 ubicada en Parral, Chihuahua, así como con familiares de otros municipios que la apoyaron para dar aviso a medios de comunicación.
Uno de sus hijos pequeños presentó vómito desde el sábado en la noche, todos pasaron frío y enfrentaron el fuerte viento que trajo consigo el frente frío número 40 que prevalece en el estado.
Lo que han pedido durante el fin de semana, e incluso hoy, es que la noticia sea divulgada para que su llamado de auxilio sea escuchado por autoridades competentes que puedan rescatarlos de los sicarios, pues ya la gente no confía ni en el Ejército ni en los policías locales.
Niños y mujeres en Jicamórachi están indefensos y a la intemperie, intentan huir y salvar su vida.
Por Patricia Mayorga, corresponsal
Chihuahua, 11 abr 11 (CIMAC).- La mayoría son viudas, corrieron con sus hijos hacia el monte de la Sierra Tarahumara cuando un grupo delictivo se apoderó de su pueblo y comenzó a incendiar sus viviendas.
Sus esposos, e incluso hijos varones, han sido asesinados en Jicamórachi, municipio de Uruachi en el estado de Chihuahua. Los habitantes de ese poblado vieron desde el monte cómo un grupo de sicarios se apoderó del pueblo y quemó las casas del lugar.
Desde hace varios días en Jicamórachi -poblado enclavado en plena Sierra Tarahumara, colindante con Sonora, y a 10 horas de camino por tierra de la capital del estado- vive una historia de terror.
Son cerca de 150 familias, varias de ellas dirigidas por mujeres, las que habitaban el poblado y tuvieron que huir ante la llegada de hombres armados.
Algunos habitantes regresaron a sus casas luego de que los integrantes del grupo delictivo se fueron, pero saben que regresarán porque se refugian en Uruachi y las familias temen por sus vidas.
Aún hay alrededor de 10 familias (al menos 40 personas entre mujeres y niños) dispersas en el monte con la incertidumbre de la espera de su rescate por parte de las autoridades.
Han pasado dos noches en el monte, esparcidas por el amplio terreno de la Sierra. Temen por su vida porque la única salida del pueblo está cerrada por los sicarios.
Aunque los delincuentes se van por momentos, lapsos que aprovechan los habitantes para ir por comida al pueblo, saben que regresarán.
Mientras las casas de Jicamórachi ardían y sus pobladores se escondían, un campesino en
Bahuarichi, municipio de Guachochi, reportó el sábado el hallazgo de siete cadáveres, unas horas después de que, precisamente, siete personas habían sido "levantadas" en el poblado de Samachique. Eran ellos.
Las corporaciones policiacas de diversos municipios aledaños se encuentran en alerta, pero
carecen de recursos humanos y de armas para hacer frente a la situación y para rescatar a los habitantes. Algunos de ellos han decidido permanecer en el poblado aún con el riesgo.
Según los habitantes de Jicamórachi, hace una semana acudió el presidente municipal de Uruachi, Aldo Campos, quien repartió despensas entre la población. Le manifestaron al edil la urgencia de hacer algo para controlar al grupo delictivo, el cual ha mantenido asolada a la población desde hace tiempo.
Sin embargo, el alcalde indicó que él no podía hacer nada al respecto, ya que no existen en
Uruachi elementos policiacos suficientes ni armamento adecuado para hacerle frente a la situación.
“Nos dijo que él mismo teme por su vida”, manifestó una mujer viuda que permanece refugiada y que logró comunicarse desde su celular con elementos de la Zona Militar número 42 ubicada en Parral, Chihuahua, así como con familiares de otros municipios que la apoyaron para dar aviso a medios de comunicación.
Uno de sus hijos pequeños presentó vómito desde el sábado en la noche, todos pasaron frío y enfrentaron el fuerte viento que trajo consigo el frente frío número 40 que prevalece en el estado.
Lo que han pedido durante el fin de semana, e incluso hoy, es que la noticia sea divulgada para que su llamado de auxilio sea escuchado por autoridades competentes que puedan rescatarlos de los sicarios, pues ya la gente no confía ni en el Ejército ni en los policías locales.
Niños y mujeres en Jicamórachi están indefensos y a la intemperie, intentan huir y salvar su vida.
Afirman que cerca del pueblo hay una aeropista con luz, lo que consideran suficiente para un rescate exitoso en caso de que su mensaje llegue a oídos de quien pueda efectuarlo.
Por su parte, la Zona Militar 42, con sede en Parral, sólo ha dicho que se encuentra realizando las "acciones correspondientes".
Hoy, la Quinta Zona Militar, ubicada en la capital del estado, informó que varias corporaciones acuden esta mañana a Jicamórachi para evaluar la situación y dar auxilio a los habitantes.
A la una de la mañana del domingo llegaron tres vehículos con militares, dieron vueltas por el pueblo y ahí permanecen. Sin embargo, quienes aún se encuentran en el monte no se animan a regresar porque desconfían de los mismos soldados, debido a que algunos que llegaron hace días prestan sus vehículos a los delincuentes y pareciera que los apoyan.
Ayer en la tarde comenzaron a solicitar apoyo desesperado, porque hay muchos niños. El frío y el viento no cedieron, llevaron con ellos cobijas y algo de comida, pero el miedo ha generado enfermedades en los menores, las señoras se mantienen firmes y desconfían de algunos elementos militares, por lo que esperan que otras corporaciones federales y estatales lleguen hasta donde están ellos.
Jicamórachi se ubica a unas dos horas de la cabecera municipal de Uruachi. En el pueblo se realizan las ceremonias indígenas más importantes y representativas de las que celebran los pimas de la comunidad de Yepachi. Son las más llamativas en Semana Santa y la patronal y es la comunidad que mejor conserva sus fiestas y tradiciones.
11/PM/RMB/LGL
Por su parte, la Zona Militar 42, con sede en Parral, sólo ha dicho que se encuentra realizando las "acciones correspondientes".
Hoy, la Quinta Zona Militar, ubicada en la capital del estado, informó que varias corporaciones acuden esta mañana a Jicamórachi para evaluar la situación y dar auxilio a los habitantes.
A la una de la mañana del domingo llegaron tres vehículos con militares, dieron vueltas por el pueblo y ahí permanecen. Sin embargo, quienes aún se encuentran en el monte no se animan a regresar porque desconfían de los mismos soldados, debido a que algunos que llegaron hace días prestan sus vehículos a los delincuentes y pareciera que los apoyan.
Ayer en la tarde comenzaron a solicitar apoyo desesperado, porque hay muchos niños. El frío y el viento no cedieron, llevaron con ellos cobijas y algo de comida, pero el miedo ha generado enfermedades en los menores, las señoras se mantienen firmes y desconfían de algunos elementos militares, por lo que esperan que otras corporaciones federales y estatales lleguen hasta donde están ellos.
Jicamórachi se ubica a unas dos horas de la cabecera municipal de Uruachi. En el pueblo se realizan las ceremonias indígenas más importantes y representativas de las que celebran los pimas de la comunidad de Yepachi. Son las más llamativas en Semana Santa y la patronal y es la comunidad que mejor conserva sus fiestas y tradiciones.
11/PM/RMB/LGL
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