La Historia de esos días

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La historia de esos días

13 de septiembre de 2011

México reprueba compromisos de cumbre de El Cairo



A 17 años, no hay servicios de SSyR de calidad  
 

Por Guadalupe Cruz, Chantal Martínez y Brisa Gómez 
 
A 17 años de que México firmó el llamado Consenso de El Cairo, que obliga a los gobiernos a garantizar el abasto de métodos anticonceptivos y brindar servicios de salud sexual y reproductiva con respeto a los Derechos Humanos (DH), en nuestro país prevalecen los embarazos en adolescentes, la mala atención del personal sanitario, la alta incidencia de infecciones de transmisión sexual en las jóvenes, y la penalización del aborto en 17 estados.
“Desafortunadamente México ha fallado”, lamenta la directora de Equidad de Género, Ciudadanía, Trabajo y Familia, María Eugenia Romero. Advierte que a tres años de que se cumpla el plazo para cumplir a cabalidad los compromisos signados, “persisten las deficiencias en la atención de la salud sexual y reproductiva, que afectan sobre todo a las adolescentes, jóvenes e indígenas”.
Este 13 de septiembre se cumplen 17 años de que México, junto con más de 180 países suscribieron el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD), celebrada en El Cairo, Egipto. El programa estipula que los servicios de salud deben brindar una amplia gama de métodos anticonceptivos, dar información acerca de su uso y un trato con respeto a los DH.
Romero, también presidenta del Consejo Consultivo Ciudadano para la Política de Población del Conapo, aclara que a pesar de que el Estado mexicano ha establecido normas, programas, presupuestos y ha integrado en su discurso los derechos de las mujeres, las mexicanas carecen de servicios sanitarios que garanticen su bienestar. 
En México, cada minuto nacen tres niñas y niños, uno de los cuales fue parido por una joven menor de 20 años de edad. En Tamaulipas, por ejemplo, cada año se registran 14 mil embarazos en adolescentes de 12 a 17 años, según cifras del Inegi.
En el país, la posibilidad de tener el primer hijo en la adolescencia es del 32 por ciento, y el riesgo de morir en una mujer embarazada de entre 10 y 18 años se incrementa de dos a cinco veces, según datos de la Secretaría de Salud (Ss).
Además el número de mujeres con VIH en México va en ascenso y  Tamaulipas también es un emblema de esa realidad, hasta hace unos años por cada tres hombres con la infección había una mujer, ahora hay dos hombres por cada dos mujeres seropositivas.  
A nivel nacional la necesidad insatisfecha de anticonceptivos (NIA) es de 10 por ciento, pero para las jóvenes aumenta a 18 por ciento y para las adolescentes se dispara a 25 por ciento, señala la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (Enadid) 2009. 
De acuerdo con la Enadid, en 12 años (1997-2009) la cobertura de métodos anticonceptivos para las jóvenes disminuyó uno por ciento, de 45 por ciento a 44.7. El promedio nacional de uso de estos métodos es de 71 por ciento, pero para las mujeres indígenas apenas alcanza 52.4 por ciento.
En 10 años, la prevalencia anticonceptiva (uso de métodos de control natal) pasó de 68.5 a 71 por ciento, es decir, un aumento de apenas 2.4 por ciento, lo que nos habla de un “evidente estancamiento del programa”, observa Romero. 
Equidad de Género, Ciudadanía, Trabajo y Familia realizó entre 2007 y 2010 una investigación para fiscalizar el acceso, abasto y uso de métodos anticonceptivos. 
En ese estudio se asienta que en Chiapas, Guerrero, Hidalgo, Morelos, Oaxaca, Tlaxcala y el DF las usuarias enfrentan obstáculos para regular su fecundidad. En Chiapas sólo 31 por ciento de las usuarias entrevistadas recibió un método anticonceptivo en la unidad de salud en 2010. 
Equidad de Género detectó que en más de la mitad de los estados hay “actitudes prejuiciosas” o desaprobación del personal de salud ante la solicitud de las usuarias de la pastilla de anticoncepción de emergencia (PAE). 
Respecto al abasto de esa píldora, estipulado en la Norma Oficial Mexicana (NOM-005) de Planificación Familiar (PF), sólo 50 por ciento de los servicios contaba con el anticonceptivo y no se otorga porque el personal considera que las usuarias “se acostumbran y cada mes van a ir a pedirla”. 
El horario de atención también es una barrera que las usuarias deben sortear para atender su salud sexual y reproductiva. “En algunas clínicas ofrecen sólo cinco fichas al día y las entregan a las 6 de la mañana. Hay mujeres que tienen que ir dos o tres veces para conseguir una ficha”, detalla la activista.
México incumple con el acuerdo de El Cairo de garantizar servicios de salud confidenciales para las adolescentes. Según la indagación de Equidad de Género, a las menores de edad se les pide ir acompañadas de una persona adulta. 
Cada año en la Ss se otorgan 76 millones de consultas relativas a la atención de la salud sexual y reproductiva, de las cuales 16 por ciento son para adolescentes, sólo una de cada seis.
Respecto al presupuesto destinado a planificación familiar, para 2011 se etiquetaron 170 millones de pesos; de 2003 a 2007 ese gasto disminuyó en 2.4 por ciento cada año.
En Veracruz, por ejemplo, la Ss estatal destinó en 2009 5 millones 277 mil pesos para ese rubro, pero en 2010 redujo de manera brutal el monto a 317 mil 202 pesos.
Al crítico escenario, dice Romero, se suma la penalización del aborto en 17 estados del país, circunstancia que ha generado “confusión” entre el personal de salud, el cual se niega a atender a mujeres con padecimientos vinculados al aborto inseguro, cuando “es una responsabilidad que debe atender”. 

11/GCJ/RMB
 
CONTEXTO
 
Abasto de anticonceptivos y atención integral a mujeres con VIH, grandes pendientes



Falta voluntad política del Estado mexicano: Equidad de Género 
 
Por Guadalupe Cruz Jaimes
 
A tres años de que México rinda cuentas sobre el cumplimiento de los acuerdos del Consenso de El Cairo, los avances son mínimos debido a que en materia de salud sexual y reproductiva nuestro país no ha logrado pasar “de las palabras a la acción”. 
A decir de María Eugenia Romero, directora de la organización civil Equidad de Género, Ciudadanía, Trabajo y Familia, los retos que el Estado mexicano enfrenta –como el abasto de métodos anticonceptivos y la atención integral de mujeres con VIH-sida– pueden alcanzarse si existe voluntad política y un programa integral y sólido en el que participen los diversos sectores involucrados. 
La Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD) de las Naciones Unidas, celebrada en El Cairo, Egipto, el 13 de septiembre de 1994, es trascendental porque centró las problemáticas de población y desarrollo en la salud de las mujeres, el fomento de su autonomía y el respeto a sus derechos. 
En la CIPD, donde participaron mujeres organizadas de diferentes países del mundo, por primera vez la salud reproductiva y sexual y los derechos reproductivos de las mujeres fueron eje de un acuerdo internacional de población. 
Entre los avances en México, tras la firma del Consenso de El Cairo, está la creación del Programa Nacional de Salud Reproductiva, la Norma Oficial Mexicana (NOM-005) de Planificación Familiar, y la NOM-046 para la prevención y atención de la violencia familiar, sexual y contra las mujeres. 
Otro de los logros es la inclusión del Anexo 10 “Erogaciones para la igualdad entre Mujeres y Hombres” al Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), destaca María Eugenia Romero, quien indicó que estos avances a nivel federal se deben a la presión de la sociedad civil organizada. 
La activista aclara que los programas, normas y presupuestos aún no se traducen en mejoras en la calidad de vida de las mexicanas, sobre todo en su salud sexual y reproductiva. 
El atraso sostenido de México en el cumplimiento del Consenso de El Cairo se caracteriza por la falta de anticonceptivos, entre ellos los métodos de barrera para las mujeres (condón femenino), el cual debía ser prioritario para las más de 180 naciones que signaron los acuerdos. 
A 17 años de la firma de ese compromiso, este año México adquirirá alrededor de 400 mil condones femeninos, los cuales se distribuirán por primera vez de manera masiva en las unidades de la Secretaría de Salud (Ss). 
La importancia del preservativo femenino se debe a que es el único método para que las mujeres se protejan de infecciones de transmisión sexual (ITS), incluido el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). 
En este sentido, otro pendiente es la inclusión de las mexicanas en los programas de prevención y tratamiento de ITS y VIH, ya que hasta ahora sólo están integradas para evitar la transmisión del virus de mujeres embarazadas a sus hijas e hijos (vía perinatal). 
El Programa de Acción de la CIPD obliga a los Estados firmantes a que debe aumentar el número de vasectomías y de métodos anticonceptivos utilizados por hombres, con el propósito de que se responsabilicen de su fecundidad. En México esa meta no se ha cumplido. 
Mientras el uso de los métodos de anticoncepción definitivos para mujeres, como la oclusión tubaria bilateral aumentó siete veces en las últimas tres décadas, el número de hombres que se hicieron la vasectomía sólo se duplicó. 
El consenso internacional también establece que México y las demás naciones firmantes deben respetar los derechos de las personas usuarias de los servicios de salud sexual y reproductiva. 
Éste es un reto a cumplir en 2014 –año que se puso como plazo para que los países cumplan con los acuerdos de El Cairo–, que de acuerdo con María Eugenia Romero se puede conseguir si se capacita con visión de género y de derechos humanos al personal de salud. 

11/GCJ/RMB

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